Problemas heredados: cómo disolver las cargas familiares
Trasladamos el inconsciente de nuestro árbol genealógico por generaciones y esto hace que se proyecte sobre los hijos lo que antes proyectaron en nosotros nuestros padres y, sobre ellos, nuestros abuelos.
El psicoanálisis fue la revolución del siglo XX gracias al descubrimiento del inconsciente por parte de Freud. Algunos especialistas sugieren que la revolución del siglo XXI es la psicogenealogía, que explora el inconsciente familiar.
El estudio del árbol genealógico es de gran utilidad como terapia individual, de pareja y familiar. Sirve también para reorientar temas de salud, bloqueos en la evolución personal y sobre todo para actualizar creencias y valores de manera que se pueda actuar libremente en la vida.
“Repetimos modelos familiares grabados a nivel inconsciente, tomando algunas soluciones del clan familiar que hoy podrían limitar el camino hacia la felicidad de la persona que consulta”, asegura Estela Kucan (UBA – Registro 9717), especialista en educación, psicología clínica y psicogenealogía.
Las familias tienen secretos que se encubren con silencios y a veces con mentiras. Los problemas con la ley, la vergüenza o el escándalo social y los miedos con frecuencia llevaron a algunos clanes a mudarse, cambiar de nombre e inventar una historia a medida. La falsificación de registros era mucho más fácil en el pasado, en especial cuando la mudanza era a una región o país diferentes.
Por ejemplo, las adopciones secretas fueron comunes en el mundo occidental desde la Edad Media. Un embarazo en una mujer joven soltera se “manejaba” atribuyendo el bebé a otro miembro de la familia o incluso a través de la adopción a una familia no relacionada. Esto casi siempre se ocultó en los registros oficiales y se guardaba celosamente hasta la tumba.
Qué tiene que ver ese pasado familiar con el presente
“Los condicionamientos emocionales y de conducta vividos por nuestros ancestros, impactan en el inconsciente personal. Esta marca determina la postura frente a la vida, el sistema de creencias, los modos de actuar, las elecciones frente a las situaciones que ocurren en el día a día. Vemos que conducen nuestras acciones a repeticiones de patrones, a veces dolorosos, en los distintos ámbitos personales que evidencian una lealtad invisible al clan de pertenencia por temor a ser excluido”, plantea Kucan.
Según la experta, trasladamos el inconsciente de nuestro árbol genealógico por generaciones y esto hace que se proyecte sobre los hijos lo que antes proyectaron en nosotros nuestros padres y, sobre ellos, nuestros abuelos. Esta situación, hace que los arquetipos se adueñen de las personas y sean de alguna forma, “juguetes” del árbol familiar.
“Muchas veces, de manera inconsciente nos conectamos con nuestros ancestros siguiendo sus pasos sin darnos cuenta, a veces repitiendo comportamientos, accidentes, enfermedades, acontecimientos diversos y otras, completando lo que en su vida les quedó pendiente. Por tanto, conociendo y observando la historia de nuestros ancestros podemos recortarnos de ella y adquirir una identidad propia e individual coherente con nuestros deseos y dejar de repetir patrones inconscientes”, explica Kucan.
El objetivo de un análisis transgeneracional es poder liberar a la persona de un problema heredado de la familia y consolidar todo “lo bueno” recibido. “El cambio es para uno mismo, pero también se proyecta sobre la descendencia. En muchas consultas, se da que en el transgeneracional –árbol genealógico- está el origen de los conflictos que atraviesan al paciente”, remarca la especialista que realiza este trabajo en un promedio de 10 sesiones.
Cuando uno o más coinciden con los de algún antepasado, Kucan sugiere que pueden ser repeticiones inconscientes de hechos no resueltos en el pasado o la transmisión de secretos de la vida de esa persona que siguen intactos, pero se evidencian en variados síntomas que afectan el bienestar y la calidad de vida.
“También es importante el concepto de “síndrome de aniversario”, es decir, la reproducción de un determinado hecho o síntoma en la misma fecha que tuvo lugar un acontecimiento concreto de la vida del antepasado, ya sea una muerte, nacimiento, enfermedad, desaparición o accidente”, indica la terapeuta.
Cuando se sana el árbol familiar, es decir se llega a la verdad y se comprende el contexto en el que ocurrieron los hechos, se sana aquello que afecta a la persona, lo que dificulta la realización auténtica de su identidad como individuo. Para Kucan, es cuando se construye el destino personal.