Empieza una nueva misión en Malvinas: cómo es el proceso para identificar a los soldados enterrados en una tumba colectiva mal nombrada
Un grupo de forenses y la Cruz Roja llegarán este lunes a las islas. Además, se hará una inspección en Caleta Trullo, donde funcionó un hospital de campaña durante la guerra, para verificar la posible existencia de una fosa.
Este lunes, un equipo de seis forenses coordinados por el Comité de la Cruz Roja (CICR), llegará a las islas Malvinas para una doble tarea: por un lado, exhumarán la tumba colectiva C 1 10 en el cementerio de Darwin con el objetivo de tomar muestras genéticas de esos cuerpos, compararlas con el ADN de familiares de los caídos y así poder identificar a las personas que hoy yacen ahí. Por el otro, para inspeccionar Caleta Trullo, donde funcionó un hospital de campaña durante la guerra. Se presume que allí, podría haber una fosa común en donde descansarían soldados argentinos. Si eventualmente esto se comprueba, se tomarán muestras de esos cuerpos para cotejar su ADN. Más adelante, esos caídos podrían enterrarse en Darwin.
La misión, encabezada por el jefe de la unidad forense del CICR Luis Fondebriden (extitular del EAAF), comienza formalmente este lunes aunque las tareas no podrán realizarse hasta dentro de una semana después. Es que el gobierno de las islas obliga a todos los visitantes a hacer una cuarentena en un hotel.
A partir de la próxima semana se montará una morgue en las puertas de Darwin para tomar las muestras de los restos que yacen en la tumba C 1 10 y cotejarlas con las muestras de sangre que entregaron los familiares de los caídos no identificados en Malvinas. ¿En qué consiste el proceso? Todos los forenses se dividen las tareas en pequeños equipos que ocuparán distintas estaciones de trabajo.
Los cuerpos, que se presume que son solo restos de los caídos, corresponden a los miembros de una tripulación que piloteaba un helicóptero Puma que se precipitó al vacío el 30 de mayo de 1982 entre la espesa niebla de las islas. Una vez exhumados, se analizarán, se escanearán en busca de objetos que puedan aportar algo sobre la identidad de esas personas, se obtendrán las muestras y se devolverán a su sepultura.
A diferencia de la misión anterior, que transcurrió durante 2017, esta vez el cotejo genético solo se realizará en el laboratorio que el EAAF tiene en Córdoba y en cuanto estén los resultados, cerca de octubre o noviembre, se informará a las familias si pudo hacerse una identificación positiva.
Además de esa exhumación, el equipo de forenses tiene una segunda misión: cavar un pozo en Caleta Trullo, donde durante la guerra funcionó un hospital de campaña, para verificar si hay allí caídos argentinos. De dar con restos, también se tomarán muestras y se devolverán los cuerpos a su sepultura original. Eventualmente, esos cuerpos deberán ser trasladados a Darwin.
Sin embargo, sobre este último objetivo, la Cancillería argentina es menos optimista. En 1983, el oficial inglésGeoffrey Cardozo que recolectó los cuerpos argentinos diseminados por las islas y armó el cementerio de Darwin, ya había investigado el lugar sin éxito. Incluso lo dejó asentado en su bitácora de entonces.
El 2 de febrero de 183 escribió: “Los informes de último momento de las tumbas cercanas a la Caleta Trullo y el puerto Johnson se investigaron, pero no se encontró evidencia de tumbas”.
“El aspecto más importante de esta misión es que a la Argentina siempre le cuesta tener política de Estado. Este caso puntualmente empezó en el 2012, después lo continuó el gobierno siguiente. Y con otro cambio de gobierno el trabajo continuó”, el secretario de Malvinas Daniel Filmus. Y agregó: “También duele que esto se haga a casi 40 años del conflicto bélico. Acá las familias tuvieron que sufrir la imposibilidad de identificar y de tener, en cambio, el texto de ‘soldado solo conocido por Dios’ en las tumbas durante mucho tiempo”.
¿Quiénes están enterrados en la tumba C 1 10?
La tumba C 1 10 quedó fuera de la primera misión humanitaria que se realizó durante 2017 y a través de la cual se pudo devolver la identidad a 115 caídos “solo conocidos por Dios” ¿Por qué? Porque, en 2004, cuando la comisión de familiares renovó el cementerio, con fondos que puso a disposición el empresario Eduardo Eurnekian, y colocó placas y cruces nuevas, en la tumba C 1 10, en donde antes solo estaba identificado por Cardozo el alférez Julio Sánchez, aparecieron tres nombres de soldados de la Fuerza Aérea: Mario Ramón Luna, Luis Guillermo Sevilla y Héctor Walter Aguirre.
Estos soldados habían muerto el 29 de mayo en un bombardeo al Istmo de Darwin, a 86 kilómetros de donde se habían estrellado Sánchez y sus hombres. Nunca pudieron haber compartido tareas, pero ahora reposaban juntos. Y en 2016 el acuerdo humanitario solo incluía a tumbas sin nombre,
Quien advirtió el error en 2016, justo cuando la misión humanitaria de identificación estaba recolectando muestras de ADN de familiares, fue la historiadora cordobesa Alicia Panero. Llegó a la información casi de casualidad, cuando estaba cotejando el informe Cardozo con las actas de las nuevas tumbas del 2004 y vio que soldados no identificados en 1983 si lo estaban ahora.
Rápidamente se contactó con los familiares de Luna, Sevilla y Aguirre, que no tenían idea de la situación, y con la comisión de familiares que administra el cementerio y que confeccionó la lista final de placas en 2004. También interpuso una denuncia para que se enmiende el error cuando antes.
“Nadie me respondía cómo habían llegado esos nombres ahí” Entre 1983 y 2004 no hubo ningún proceso de identificación, esos nombres aparecieron misteriosamente, dijo.
La información oficial que maneja el gobierno argentino es que en esa tumba están los compañeros de misión de Sánchez: Juan Carlos Trepo, Marciano Verón, Misael Pereira y Guillermo Nasif.
Lo único que pudo lograr Panero, a través de un contacto con el Equipo Argentino de Antropología Forense, es que le tomen muestras a los familiares de los soldados que figuraban en las placas. Así, con el cotejo de ADN, Luna apareció en la tumba D B 2 4, Sevilla en D A 28 y Aguirre en la D B 2 8. Sus nombres estaban duplicados en el cementerio, pero había otras familias que se habían quedado sin respuesta. Ahora, después de 39 años, esperan que esta misión humanitaria le devuelva el nombre a sus hijos.
Fuente: TN Noticias