Independiente le dio la espalda a la historia: volvió al triunfo frente a Estudiantes en La Plata con dos goles de cabeza
El Rojo volvió al triunfo luego de 4 partidos con las anotaciones de Kevin Lomónaco, uno de los refuerzos, y Gabriel Avalos.
De una sola tacada, Independiente se dio el gusto de volver a la victoria, anotar el primer éxito desde que Julio Vaccari tomó el mando del plantel y darle la espalda a la historia. El 2-0 sobre Estudiantes en La Plata cortó una larga racha adversa, pero además lo consiguió sin ofrecer altas dosis de juego, con dos córners y sendos cabezazos, esa fórmula “made in Pincha” que infinitas veces le significaron derrotas ante el mismo rival.
Los jugadores del Rojo llegaron al estadio Uno en medio de un clima controvertido. En lo negativo, por la trayectoria con muchos más deslices que alegrías (si se exceptúa los encuentros por Copa Argentina, había sumado apenas 2 triunfos en 15 partidos, ambos sobre Banfield) y la nunca agradable “visita” de varios integrantes de la barra brava oficial al predio de Villa Domínico. El hecho habría tenido lugar el viernes por la mañana, y la charla con los referentes de mayor peso e Iván Marcone a la cabeza, tuvo el habitual pedido de más actitud y la consabida amenaza final: “En la próxima, ya no hablamos”.
Por el lado positivo, el mismo viernes llegó la esperada y tardía resolución de las inhibiciones que permitieron habilitar y debutar a los llegados en este mercado (salvo a Marco Pellegrino, cuyo transfer no llegó a tiempo) y estar en el banco a algunos de los que regresaron tras los préstamos. El sábado, una larga comunicación de la comisión directiva -con los planteles masculino y femenino a sus espaldas- se dedicó a sacar pecho por haber resuelto las urgencias económicas y a abrir las puertas a nuevos fichajes y un futuro más venturoso.
¿Qué repercusión tuvo tanto “movimiento” en el rendimiento del equipo de Julio Vaccari? Podría decirse que impecable si se mira la chapa final, pero sería una lectura errónea. La actitud que pedían los “visitantes” en Domínico fue tan irreprochable como había sido en el segundo tiempo contra San Lorenzo con un hombre menos, o incluso frente a Barracas Central. La mejoría en el juego, que nunca va incluida en las exigencias de los dueños de los bombos y las banderas, continuó ausente y sin aviso.
El fortísimo viento que cruzó la cancha y complicó pases y controles afectó por igual a unos y otros, pero fue Estudiantes el que dentro de la desprolijidad general iba adaptándose un poquito mejor en la parte inicial. La fogosidad de Santiago Ascacíbar en el medio y las excursiones de Eric Meza por derecha le daban un mínimo predominio cuando en medio de la nada en las áreas, a los 34 minutos Lucas González ejecutó un córner desde la derecha y Kevin Lomónaco debió encoger sus 192 centímetros de altura para anticipar a Luciano Lollo, cabecear abajo y debutar con el pie derecho.
La desventaja agudizó el mal de ausencias que el Pincha venía mostrando desde el arranque. Casi todos los clubes de nuestro fútbol padecen una indudable escasez de talento, muy notable cuando varias de esas dosis homeopáticas de calidad desaparecen a la vez. Eduardo Domínguez tiene a José Sosa, Pablo Piatti y Mauro Méndez fuera de combate, lo cual limita en demasía su usina de fútbol. Así, ni la imagen, ni el nivel de juego, ni la contundencia que enseñó Estudiantes en las goleadas ante Gimnasia y Newell’s dieron señales de vida.
LN