Crisis de vidrio: algunas bodegas ya evalúan embotellar en el exterior
Ya sea para vender directamente a granel o para fraccionar fuera del país, ésta es una de las alternativas a la crisis que vive la vitivinicultura local. También se estudian cambios de formatos.
La falta de botellas de vidrio que vive la vitivinicultura local ha hecho que las bodegas tengan que buscar distintas alternativas para salir airosos -o lo menos dañados posible- de la crisis. Así, ante la falta de envases en el mercado local, algunos establecimientos han recurrido al envío bajo la modalidad de granel de sus vinos fuera del país, mientras que varios piensan en comenzar a fraccionar en el exterior para poder cumplir con los pedidos del mercado internacional.
Patricia Ortiz, presidenta de Bodegas de Argentina (BdA), comentó que ya hay varias bodegas que han recurrido a esto e incluso lo hacían antes de la crisis de las botellas, así como también hay otras que están pensando en hacerlo.
En el caso particular de su empresa, para cumplir con el pedido de uno de sus clientes en Estados Unidos y para evitar el quiebre de stock del producto, enviaron el vino directamente a granel y el distribuidor tomó la decisión de ofrecerlo tirado, a través de sistema de canillas, en los distintos restaurantes y otros lugares.
«No es una práctica que desde BdA queremos estimular porque es un camino que muchas veces no tiene retorno y el precio promedio que se logra es mucho más bajo. En Argentina necesitamos el ingreso de dólares y, si se exporta a granel, el valor es menor porque se le quita el valor agregado y trabajo. Si bien el costo del vino es el mismo y la empresa puede ganar lo mismo, ingresan muchos menos dólares y se pierde trabajo y mano de obra en el país», opinó Ortiz. Agregó: «Es algo que puede funcionar para salir de una situación puntual, pero no es algo bueno para la industria. No estaría bien naturalizarlo, porque todo lo que derrama el fraccionamiento se pierde».
Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina, coincidió con la presidenta de BdA. «Puede ser una salida temporal interesante, pero creo que no es lo mismo vender un litro de vino a granel, que no está mal, que vender el producto terminado, con otro valor agregado. No es lo habitual en nuestras bodegas, sobre todo en aquellas que están más ligadas al terruño o los vinos de origen», sostuvo.
«Creo que la crisis en algún momento se va a equilibrar. En el mientras tanto cada empresa puede decidir hacer un convenio con alguna embotelladora del lugar del destino y hacerlo de ese modo. De hecho, los vinos que se envían a granel se envasan en alguna parte del mundo», manifestó quien también es integrante de Coviar.
El panorama en las bodegas
Los Andes consultó a varias empresas sobre si ya habían implementado esta posibilidad. Por caso, desde Grupo Peñaflor aseguraron que ellos no fraccionan en el exterior. En Fecovita, por el momento no lo han implementado, pero es una de las posibilidades que barajan en caso de que continúe el panorama complicado para las botellas.
Por su parte, desde Zuccardi dijeron que ellos no han pensado en esta posibilidad, ya que opinan que sería quitar un valor agregado fundamental al producto. En cambio, sí han optado por comprar la mayor cantidad de botellas que tengan a disposición. En su caso, debido al amplio portfolio, hay líneas que están quebrando stock y otras que han tenido que cambiar su presentación.
Uno de los ejemplos más mencionados entre las bodegas que fraccionan sus vinos en el exterior es el de Trivento. Sin embargo, desde la compañía comentaron que esto es algo que vienen realizando desde hace un tiempo y la falta de botellas en el mercado argentino no modificó la operación.
Esta bodega, como parte del holding chileno Viña Concha y Toro S. A., que cuenta con bodegas en el vecino país, Argentina y Estados Unidos, parte de sus vinos son enviados a granel directamente a Inglaterra, donde el grupo cuenta con su centro de fraccionamiento donde se embotellan los vinos de las distintas marcas.
Aunque tanto el sector público como el privado están haciendo sus mayores esfuerzos para conseguir las botellas que demanda la industria del vino y el aumento de productividad de los proveedores de envases, el problema parece no tener una inmediata solución. «Estamos lejos de superar la crisis. Hay modelos de botellas que no se van a conseguir o recién se van a empezar a hacer para el próximo año. Las fábricas van a hacer determinados modelos, lo que requiere una readecuación de las empresas a lo que hay», explicó Patricia Ortiz, aunque destacó que el mercado internacional se ha adaptado a este inconveniente, ya que entienden que es un problema de alcance mundial, que en Argentina se agravó por el incendio de Veralia.
A eso se le suma la estacionalidad de la demanda, lo que lleva que el déficit mensual de botellas llegue a 15 millones. «Depende de cada empresa, pero es muy estacional. A fin de año es cuando las empresas empiezan a fraccionar porque necesitan vaciar la bodega para la nueva cosecha, por eso compran más en esta época», explicó la referente de BdA.
A raíz de esto, y con la próxima cosecha cada vez más cerca, uno de los grandes interrogantes es qué puede pasar en caso de no conseguir la cantidad de botellas necesarias para poder vaciar las bodegas para la nueva añada. Al respecto, Ortiz manifestó: «Si no se llegan a poder fraccionar los vinos en botellas antes de la cosecha, habrá que venderlos en otros formatos o se mandarán afuera. De alguna manera la bodega se tiene que vaciar. Esperamos que, entre la importación del Gobierno, el crecimiento de Cattorini, la reactivación que está teniendo Rayén y lo que bodegas grandes pueden conseguir afuera para liberar cupos acá, de a poco se va a ir reacomodando pero todavía falta para eso».
Con relación a esta situación, Sergio Villanueva consideró que el problema puede estar en la gama inicial si no empiezan a aparecer otros envases. «El vino masivo es el de mayor volumen y el que consume más vidrio, eso es una realidad. Por ejemplo, Chile tiene envases de tetra largos que funcionan, con Gato Negro y Gato Blanco. Podría empezar a probarse con otros envases que no tengan que ver con el vidrio. En gama media y alta es difícil remplazar el vidrio», estimó.
Si bien la lata y el bag in box han crecido, para Villanueva no alcanza al nivel de demanda que hay de vidrio. «También están los envases pet, pero quizás son para un consumidor que tiene otras expectativas sobre el vino. No es sencillo», declaró.
«Para los vinos de inicio de gama, que van después del tetra, quizás un envase brik más moderno o con otro tipo de comunicación, pueden encontrar una alternativa. Esto sucede en Chile, Uruguay o países nórdicos donde se consume en cartón, pero no con la lógica argentina. Esto es algo a mediano plazo», completó.
Fuente: Nueva Rioja